Una dulce reconciliación

28 Abr 2022

Una dulce reconciliación


De todas las experiencias duras en la vida, la cárcel puede ser una de las más difíciles. Nadie que haya estado privado de la libertad quisiera regresar a una prisión una vez logra salir de ella y Yimer Martínez lo sabe perfectamente. Estuvo en el patio 4 de la cárcel de Villahermosa en Cali durante 33 meses, luego de ser capturado transportando armas mientras era integrante de la antigua guerrilla de las FARC EP.

Estando preso, la firma del Acuerdo de Paz le devolvió la libertad y con ella, una oportunidad de hacer una vida nueva. Fue así como decidió unirse a una cooperativa de excombatientes que trabajaba en Cauca en donde se dedicaba a la agricultura.

Luego de una temporada trabajando el campo, la vida lo llevó de nuevo a Cali y en el camino, la mala suerte lo llevó a enfrentar un nuevo proceso judicial al tiempo que iniciaba la pandemia y ambas circunstancias lo obligaron a estar recluido de nuevo, esta vez en casa. El tiempo en el encierro se cuenta distinto y aconsejado por su abogada, decidió aprovecharlo estudiando y fue así como finalizó el bachillerato y luego de pasar un tiempo investigando, comenzó su fascinación por las abejas y se dedicó a entender cómo trabajan y lo que hacen por el medio ambiente.
 


Una vez aclarada su situación jurídica y tras ser absuelto de todo cargo, en marzo del año pasado, Yimer decidió  sacar adelante la idea de emprendimiento que surgió durante la cuarentena. Comenzó a trabajar con abejas y a construir con materiales reciclados cajas en donde ellas se reúnen a construir panales para producir miel.
 


Con perseverancia y el apoyo de su hermana Aydé y el de Cristina Escobar, quien fue su abogada y ahora es socia de su emprendimiento, fue llevando su idea y tocando puertas hasta que se encontró con las iniciativas del Santiago Plaza, un centro comercial al sur de la ciudad cuyos propietarios desarrollan diferentes obras de carácter social y así, Abejitas Samaria empezó su camino.
 


Cristina, ha sido clave en este emprendimiento. Ella vio la oportunidad de trabajar en un negocio que considera innovador y que además de contribuir al medio ambiente tiene un componente importante de reconciliación del que ella puede ser parte: “Creo en los procesos de resocialización, es importante que todos los colombianos tengamos en cuenta que somos uno solo y que tenemos que apostar siempre a la reconciliación y la paz. Procesos como estos que además le aportan al medio ambiente sirven para que todos hagamos nuestro aporte para un mejor convivir” dice convencida de que tomó una buena decisión.

Gracias a los contactos realizados por los empresarios de Santiago Plaza, Yimer regresó a la cárcel de Villahermosa, la misma en la que estuvo recluido en el pasado pero esta vez, buscaban su ayuda para manejar un problema que tenían con varias colmenas de abejas que amenazaban la zona de la huerta del centro penitenciario.  La dragoneante Lisbeth Obregón, encargada del área de atención y tratamiento procesos de resocialización decidió acudir a él: “Cuando el me habló de su proyecto, acá teníamos un problema con las abejas porque siempre venían los bomberos y mataban las abejas y ya. Cuando él nos explica el proceso que era muy diferente, entendimos que se pueden recuperar las abejas sin matarlas y nos pareció bonito e interesante “.

Decidieron entonces iniciar con un piloto y esta vez en lugar de fumigar, con la ayuda de algunos internos construyeron pequeñas cajas en las que alojaron a las abejas para que ellas comenzaran a formar allí su panal y a producir miel. La idea llamó la atención y así surgió la iniciativa de que algunos internos aprendieran de la mano de Yimer el manejo de las abejas para que pudieran así emplear su tiempo y tener una iniciativa de producción de miel.
 

Ahora visita la cárcel una vez a la semana para dirigir las tareas de construcción de panales y llevar abejas para la cría. Recorre los pasillos de la cárcel para llegar a la granja, pero el sentimiento es distinto.

“Yo estuve acá un poco de tiempo y todo es dormir y esperar y cuando uno sale de la cárcel lo primero que se le cierran son las puertas. Uno se acomoda a no hacer nada, por eso quiero aportar para ellos que salgan con una motivación”, responde al preguntarle por qué decidió hacer este trabajo justo en un centro penitenciario.

Los internos por su parte, encuentran en este espacio una oportunidad de compartir y aprender sobre algo que no conocían para pasar el tiempo.
 


“Me gusta mucho el campo y qué bueno estar en este lugar, haciendo algo para la libertad... así el tiempo se hace más cortico. Gracias a Yimer que me ha enseñado muchas cosas acá en la granja, a amar la naturaleza, los animales. Por algo estamos acá, porque Dios nos trajo acá para aprender, a ser otras personas, para cambiar. Todo esto que nos enseñan es bueno” indica mientras trabaja en la elaboración de las cajas que albergarán a las abejas, uno de los internos al que de cariño llaman El paisa.

De esta labor, Yimer no obtiene ganancia alguna así que se financia a través de la venta de miel y plantas en un mercado ambulante en el centro de Cali. Participan además de ferias y eventos de emprendimiento, con el ánimo de dar a conocer esta iniciativa y hacer crecer la empresa de la que ahora son socios él, su hermana y Cristina.
 


Al igual que muchos excombatientes, Yimer es una persona de origen campesino que siempre ha tenido una vocación agrícola, por lo que adelantar su proceso de reincorporación e iniciar una nueva vida en la ciudad no ha sido fácil. “Al principio fue duro porque uno siempre tiene que encajar en algo. Uno tiene en la mente qué me van a decir?, qué va a pensar la gente? Pero ya luego uno llega acá y las personas lo ayudan, le dan la mano.”

La mayor motivación que tiene este naciente emprendedor es seguir en el camino hacia un cambio completo de vida “Yo le aposté al cambio de vida, porque no quiero seguir siendo lo que estaba siendo, luchar por unos ideales que no nos llevaron a grandes cosas, sino a una guerra que solo deja hambre y dolor”

Con la idea de seguir por la ruta que se ha trazado, con el apoyo de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización ha logrado un cupo en la Universidad del Valle, en donde está estudiando Administración de Empresas.  “Imagínese que yo no sabía ni prender un computador. A principio fue muy difícil cuando todo era virtual, pero si yo quería un cambio de vida, tenía que ser completo” dice Yimer entre risas cuando recuerda sus inicios en la Universidad. Ya cursa segundo semestre y espera graduarse para aplicar todo lo aprendido en su propio emprendimiento.
 


Por su parte Cristina, viendo lo mucho que ha pasado en la vida de su socio continúa trabajando de la mano con él para sacar adelante esta iniciativa productiva “Yo decidí vincularme porque vi una forma bonita de ayudar para que las personas tengan una nueva oportunidad de ser útiles para la sociedad.  La verdadera resocialización empieza cuando somos capaces de aceptar a los demás y aceptarnos con ellos en un entorno que nos permita trabajar en conjunto”.  

Abejitas Samaria es el proyecto desde el cual Yimer encontró la forma de reconciliarse con la vida, con la sociedad y con él mismo y seguirá trabajando para que otras personas aprendan el valor que tienen las abejas para el medio ambiente y se unan en pro de su conservación.

 

Por: Nadya González
Oficial de Información Pública - regional Cali 
Misión de Verificación de la ONU en Colombia