Manos que amasan sueños

12 Feb 2018

Manos que amasan sueños

A sus 26 años Jaime Zapata comienza su camino lejos de las armas en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación -ETCR- La Plancha (en Anorí, Antioquia) y tiene 2 sueños: Terminar el bachillerato y ser profesional en enfermería, es el primero. Criar a su hija lejos de la guerra, es el segundo. #YoConstruyo.

 


— ¿Jaime, ya están los churros?, pregunta el soldado.

— Hermano, deme 10 minutos y se los lleva calienticos. ¿Cuántos necesita? También salieron pasteles y pandequesos. Espere y llevan.

Esta escena parecía imposible hace un año en la vereda La Plancha, donde poco a poco empiezan a sentir los efectos que trae el proceso de paz con la guerrilla de las Farc, luego de muchos años de conflicto en los que muchos grupos armados pasaron por allí, sembraron minas, desplazaron a la gente, asesinaron y hasta desaparecieron personas.

Hoy, pese a que persisten algunas conflictividades —propias de una región donde también los campesinos buscan alternativas de supervivencia lejos de la siembra de cultivos ilícitos— en La Plancha se cuenta otra historia: Soldados, policías, integrantes de Farc, la comunidad, funcionarios del Gobierno, todos se saludan, hacen chistes y en algunos casos hasta comparten el pan o los churros de la nueva panadería.

 

Con Jaime trabajan otros 2 integrantes de Farc. En promedio venden 300 productos al día.


El local es pequeño y tiene cuatro productos muy solicitados por la gente: churros (pasteles de harina rellenos de arequipe), pandequeso y el tinto.

“Después del desayuno comienza a sentirse ese olor a pan y corre uno para la panadería a comer lo que salga recién horneado y, por supuesto, a tomar tinto. Eso no se imaginaba uno que fuera a pasar”, dice otra de las ex integrantes de las Farc que al igual que Jaime se encuentra en proceso de reincorporación.

Un instructor del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, les impartió un curso rápido de panadería y en el ETCR de La Plancha se inició este emprendimiento que además ha servido para integrarse con la comunidad.

“Fue muy bueno pasar de una etapa de la guerra a una etapa de la paz, donde una va a estar encontrándose con la población civil, compartiendo más con ellos, demostrándoles que uno es una persona y no es lo que pensaban de uno —dice Jaime-. Ahora quiero es progresar y como me ha gustado la panadería estoy aquí trabajando y esperando poder ser una mejor persona”.

En promedio se venden 300 productos al día y como es la primera que se abrió en la zona, hasta las veredas vecinas ha llegado la noticia de la panadería y encargan los panes. “Es muy pequeño todavía. Pero si supiéramos más y nos apoyaran para poder hacerla rentable, esto crecería mucho. Le estamos poniendo todo el empeño y acá todos los muchachos están contentos porque sabemos que a la gente le ha gustado mucho… Churros, panes, roscones, tortas, ahí tiene para que se antoje”, añade Jaime.

 

Así luce el ETCR La Plancha, en Anorí. Allí, además de la panadería, hay una granja de piscicultura impulsada por mujeres; huertas caseras, gallinas ponedoras, invernadero, sastrería, artesanías y panadería, realizados por los ex guerrilleros.

 

La panadería no es el gran sueño de Jaime Zapata. Cuando ingresó a la guerrilla estaba en séptimo de bachillerato. En el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación el joven pudo cursar ya octavo y noveno. “Estoy esperando que lleguen los profesores. Aunque me gusta mucho la panadería, mi sueño es graduarme de bachillerato y estudiar enfermería”, expresa.

Otro sueño es más grande. “Tengo una hija de 4 años. No la veía hace 2. Volverla a ver me llenó el alma. Recuperar poco a poco mi familia. Mi sueño es que ella tenga una vida en paz y darle el estudio y que sea una gran profesional”.

 

 

Jaime sabe que no es fácil el proceso que comenzó: “Se siente uno orgulloso de volver a entrar a la vida civil. Siente uno un poquito de nervios por lo que hay algunos sectores que no quieren la paz y han matado compañeros… De pronto es el temor que a uno le da. Pero uno se relaja y sabe que nosotros estamos dando todo por la paz”.

Después de más de 12 años en la guerra, Jaime Zapata amasa un sueño de esperanza. Solo espera una oportunidad. “Estamos dispuestos a lo que venga. Trabajar para salir adelante.  Solo queremos una oportunidad”.

 

Por: Elizabeth Yarce Ospina, Oficial de Información Pública- regional Medellín.
Misión de Verificación de la ONU en Colombia.