Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia Sesión del Consejo de Seguridad
Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia Sesión del Consejo de Seguridad
Gracias, Señor Presidente.
Señor presidente,
Es un honor para mí estar hoy ante este Consejo de Seguridad en presencia del Presidente de la República de Colombia, el señor Gustavo Petro. Y quisiera reconocer una vez más su compromiso con la consolidación de la paz en Colombia, a pesar de los múltiples retos y dificultades que aún enfrenta. Su visión sobre la paz total, situando la implementación del Acuerdo de Paz en el centro de los esfuerzos y promoviendo diálogos con otros grupos, es una respuesta realista frente a un complejo contexto que aún enfrenta Colombia.
También es un gran gusto saludar a el Señor Diego Tovar, quien participa en su calidad de firmante y representante del partido Comunes. Apreciamos su liderazgo y su labor como representante en la Comisión para la Seguimiento, Impulso y Verificación de la Implementación del Acuerdo (CSIVI, por sus siglas en español).
Esta es la primera vez que ambas partes participan de manera presencial ante el Consejo, lo cual constituye un claro recordatorio de la naturaleza bilateral del Acuerdo de Paz. La cooperación entre las partes, haciendo uso de la arquitectura establecida por el Acuerdo, sigue siendo esencial para avanzar en su implementación.
Quiero saludar también los esfuerzos recientes de ambas partes para examinar, en preparación de esta reunión, el estado de implementación del acuerdo y los obstáculos que enfrenta, así como para identificar acciones prioritarias para los próximos años. Resulta alentadora la intención de las partes de formular un plan de choque para acelerar la implementación del Acuerdo. Valoro también las nuevas funciones asignadas al nuevo Ministro del Interior para articular los esfuerzos de implementación por parte del Gobierno. Esta sesión del Consejo ciertamente es una oportunidad para tener un diálogo fructífero con visión de largo plazo que renueve el compromiso de Naciones Unidas para seguir acompañando a los esfuerzos nacionales.
Señor Presidente, Distinguidos Miembros del Consejo,
A lo largo de los años, el compromiso constante de ambas partes, junto con la labor de instituciones gubernamentales y estatales clave, ha contribuido a lograr avances sustanciales en la implementación de aspectos importantes del Acuerdo.
Quisiera comenzar recordando la valentía demostrada por los miles de hombres y mujeres excombatientes que voluntariamente dejaron las armas y se dispusieron a reincorporarse a la sociedad y a la vida política del país. Es igualmente importante mencionar el trabajo llevado a cabo desde entonces por las y los funcionarios y organismos gubernamentales para apoyar a exmiembros de las FARC-EP y a sus familias. Sin embargo, el reto sigue siendo garantizar la sostenibilidad del proceso de reincorporación a largo plazo, proporcionándoles una vivienda adecuada, acceso a tierra, seguridad, y luchando contra la estigmatización de que son objeto.
La desigual distribución de la tierra es una de las causas profundas del conflicto y el Acuerdo contempla, en su primer punto sobre reforma rural, la entrega y formalización de tierras en beneficio de campesinos, mujeres rurales y víctimas. Este es uno de los aspectos potencialmente más transformadores del Acuerdo. Sin embargo, los avances habían permanecido estancados hasta hace poco.
Felicito al Gobierno liderado por el Presidente Petro por haber priorizado a la reforma rural integral, como demuestra la ampliación de los presupuestos y la adquisición de tierras, aunque sea necesario mayor impulso para alcanzar el objetivo de tres millones de hectáreas establecido en el Acuerdo de Paz.
Me alienta también que el Gobierno haya anunciado recientemente un renovado interés por llevar los dividendos de la paz a las regiones más afectadas por el conflicto invirtiendo en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Estos programas se pusieron en marcha en los primeros años del proceso, tras consultas en las que participaron más de 220.000 ciudadanos. Sin embargo, aunque hasta la fecha se han completado cerca de 4.000 iniciativas, la credibilidad del proceso reside en el éxito de la implementación de las 33.000 propuestas por las comunidades para responder a las expectativas generadas entre la población.
También pido a las autoridades que mantengan el enfoque en la implementación del Capítulo Étnico. El Capítulo Étnico fue un logro importante del Acuerdo de Paz de Colombia, producto de consultas con los grupos étnicos en reconocimiento del impacto desproporcionado del conflicto sobre sus comunidades. Sin embargo, la implementación sigue retrasada, requiriendo esfuerzos concertados entre las entidades del Estado, así como el apoyo continuo de la comunidad internacional.
La rama legislativa, que ha sido fundamental para avanzar en la implementación de la paz desde la firma del Acuerdo, aún tiene un papel importante que cumplir, incluyendo la reforma rural. Por ejemplo, el Congreso aprobó recientemente un proyecto de ley que incorpora la Jurisdicción Agraria al marco judicial colombiano y define su estructura. Sin embargo, otro importante proyecto de ley para poner en funcionamiento la Jurisdicción sigue pendiente de aprobación en el Congreso. Este es un ejemplo de la importancia de que todas las entidades del Estado hagan su parte para avanzar en la implementación.
Señor Presidente,
Después de la firma del Acuerdo, fue breve la ausencia de violencia en los territorios. A falta de un esfuerzo decidido del Estado para llenar los vacíos que quedaron tras la dejación de armas de las antiguas FARC, comenzó la expansión paulatina de otros grupos armados. Una expansión que continúa hasta hoy. Como resultado, hoy existen dinámicas de conflictividad complejas en varias zonas, que afectan el día a día de las comunidades, especialmente indígenas y afrocolombianas.
El Acuerdo prevé distintas herramientas para abordar la situación de seguridad en varias regiones del país, incluyendo una política de desmantelamiento de grupos armados ilegales y organizaciones criminales, cuyo decreto acaba de ser expedido por el Presidente. Precisamente, la lenta implementación del conjunto de medidas de garantías de seguridad previstas en el Acuerdo ha contribuido a la persistencia de fenómenos generadores de violencia.
Recientemente, tras el asesinato de un reconocido líder social, acompañé a las partes de la mesa de diálogos con el ELN en su visita al sur del departamento de Bolívar, una zona donde la expansión de grupos armados y su lucha por el control territorial ponen en peligro a la población civil. Allí escuchamos a representantes de organizaciones y líderes locales. Quisiera reconocer en este momento la importancia de su trabajo y de su resiliencia para construir paz. Ellos hicieron un claro reclamo de mayores garantías de seguridad e inversiones sociales, y llamaron a la continuidad de los diálogos de paz.
Esto no resulta sorprendente en Colombia, dado que los colombianos y las colombianas siguen apostando por la paz. Según la más reciente encuesta hecha por Naciones Unidas en zonas de conflicto, más del 80 por ciento de los ciudadanos en dichas zonas favorecen el diálogo como vía principal para la resolución de conflictos.
Por otra parte, me preocupa de manera particular la situación en el departamento del Cauca, en el cual se ha visto un recrudecimiento de las afectaciones a la población civil generadas por los actores armados. Deploro particularmente los atentados con explosivos que han llevado a la pérdida de vidas. Aún en los lugares donde no están vigentes los ceses al fuego, los actores en conflicto tienen la responsabilidad de respetar el Derecho Internacional Humanitario. Como ha dicho el Secretario General en repetidas ocasiones, incluso los conflictos tienen reglas.
Lamento, al mismo tiempo, que en Miravalle, en el departamento de Caquetá, departamento que visitó este Consejo en febrero pasado, y lugar donde excombatientes inspiraron al mundo con su proyecto de ecoturismo de rafting, las amenazas de grupos armados han llevado a que hoy tengan que dejar sus hogares y proyectos de vida. La inseguridad, claramente, es el principal obstáculo para la reincorporación y el éxito del proceso de paz. Desde la firma del Acuerdo, 421 firmantes han sido asesinados.
Ante esta situación no puedo sino reiterar el llamado del Secretario General a que todos los actores armados respeten la vida, el bienestar y las libertades de las comunidades y aquellos que han apostado ya por seguir el camino de la paz.
Señor Presidente, Distinguidos Miembros del Consejo,
La complejidad de las dinámicas de violencia que afectan a Colombia requiere una respuesta multifacética.
La implementación del Acuerdo tiene que ir de la mano de estrategias complementarias para desactivar los fenómenos de violencia persistentes. Las comunidades requieren de la implementación de garantías de seguridad previstas en el Acuerdo en un contexto de mayor presencia estatal, complementadas con medidas de reducción de violencia acordadas en el marco de las distintas iniciativas de diálogos en curso entre el Gobierno nacional y otros grupos. La simultaneidad de esos esfuerzos es necesaria y estratégica para avanzar hacia la paz.
En este sentido, el papel que viene desempeñando las Naciones Unidas tiene como propósito favorecer el desarrollo de esos esfuerzos simultáneos. Además de la verificación de la implementación del Acuerdo de 2016, Naciones Unidas ha respondido al llamado de las partes, del Gobierno y de las otras contrapartes, para acompañar las iniciativas de diálogo en curso.
En el caso del diálogo entre el Gobierno y el ELN, hemos venido acompañando el importante trabajo de la mesa de conversaciones, que ha mostrado en varias ocasiones su capacidad de acordar decisiones significativas, a pesar de los desafíos inherentes a todo proceso de negociación. Ante la situación de la crisis actual, aliento a las partes a dar cumplimiento a las expectativas de la sociedad colombiana y a superar la parálisis en la mesa. Para ello, resulta fundamental que ambas partes den pasos decisivos que permitan restablecer el papel principal de la mesa nacional y recuperar la confianza mutua..
Como producto de las conversaciones del Gobierno con frentes del grupo conocido como Estado Mayor Central (EMC), se están construyendo medidas de desarrollo territorial en algunas regiones. Al mismo tiempo, esas conversaciones también enfrentan importantes desafíos con la fragmentación del grupo y un recrudecimiento de la violencia en otras regiones. Es fundamental que las partes concreten una agenda de negociación con horizonte de transición hacia la paz.
Señor Presidente,
Los ceses al fuego son una herramienta útil en situaciones de conflicto armado para, por un lado, contener la violencia entre las Partes, así como sus efectos sobre la población civil y, por otro, permitir la construcción de confianza entre ellas – un elemento fundamental para todo proceso de paz.
Debe destacarse que, si bien el impacto de los ceses bilaterales al fuego se ve limitado en algunas regiones por la presencia de una multiplicidad de actores armados, constituyen un paso significativo en la dirección correcta. Aprovecho para alentar a las partes a prorrogar los ceses al fuego, así como a ampliar su alcance.
Finalmente, saludo la instalación de la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno de Colombia y la Segunda Marquetalia en Caracas, Venezuela el pasado 24 de junio. Y aliento a las partes a establecer bases sólidas para que el proceso contribuya a romper ciclos de violencia, de los que padece en particular la población civil, y redunde en beneficio de la Paz en Colombia.
Señor Presidente,
La justicia transicional está situada en el corazón del Acuerdo de Paz.
Mientras la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) continúa su crítica labor, persisten las diferencias con los firmantes del Acuerdo sobre el alcance de algunos de sus procedimientos. En un esfuerzo conjunto con los países garantes, he tratado de fomentar un diálogo constructivo entre todos los actores en la búsqueda de una solución. Esto es fundamental para que el proceso de justicia transicional pueda seguir ayudando a Colombia en su tránsito desde el conflicto a la paz.
Señor Presidente, Distinguidos Miembros del Consejo,
Como pudo constatar este Consejo durante su visita al país en febrero, los esfuerzos de Colombia en la construcción de la paz han sido múltiples y han arrojado algunos dividendos prometedores, al tiempo que persisten importantes desafíos.
No puedo dejar de insistir en la urgencia de la implementación integral del Acuerdo de Paz de 2016 como tarea central. Confío en que el Gobierno del Presidente Petro liderará un esfuerzo conjunto con todas las entidades del Estado para alcanzar sus metas de largo alcance. Si bien este empeño es esencialmente colombiano, el apoyo de la comunidad internacional y de este Consejo en particular, seguirá siendo de suma importancia.
Gracias.
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