“Las mujeres excombatientes le aportamos todos los días a la paz”: Yarledys Olaya

9 Mar 2022

“Las mujeres excombatientes le aportamos todos los días a la paz”: Yarledys Olaya


Yarledys Olaya tiene 38 años. Llegó a las Farc desde muy joven, y se mantuvo allí durante 21 años. Hoy es presidenta de la Junta de Acción Comunal de la vereda Tierra Grata, en Manaure, Cesar; es una mamá y compañera orgullosa de su rol de lideresa. Este es su testimonio, el cual destacamos en el marco del Día Internacional de la Mujer.
 

“Soy indígena barí, me crie en una región lejana y montañosa, donde la población vivía de la agricultura.  Como crecí en una zona alejada, allá hacían presencia varios grupos armados, entre ellos las FARC. Recuerdo que la gente las buscaban para que ayudaran a resolver problemas de convivencia. A mí eso me llamó la atención. Además, yo nací en una selva, sin opciones, ni para seguir estudiando –solo me esperaba un machete, un canasto y unos guantecitos artesanos para trabajar-, por eso tomé la decisión de llegar a las FARC cuando tenía 13 años. Fue un proceso difícil, porque era muy chica, pero insistí hasta poder entrar; desde ese día me llamo Yaquelin Yajure, como más me gusta que me llamen.

En la organización aprendí muchas cosas, aprendí a ser fuerte, a valorarme como mujer, ser independiente, luchar, mantener mi cultura como indígena y expresar lo que siento; todo lo contrario a lo que hoy puedo ver en esta sociedad.

La vida me ha enseñado que nosotras también podemos decir: ¡despierta!  Las mujeres no nos podemos quedar solo cuidando nuestros hijos, tú decides el día que quieras tenerlos, y nuestros hijos y compañero no pueden ser una limitación para hacer otras cosas.
 

La vida me ha enseñado que nosotras también podemos decir: ¡despierta!

 

 

 

 

Tengo dos niñas; ellas representan mis dos tiempos en la vida: el de la guerra y el de la paz. Cuando estuve en la guerra tuve mi primera niña, ‘Yakana’, que hoy tiene 13 años, y ahora, en la Paz, tuve a Jacqueline, de tres años, quien lleva el nombre por el que me llaman desde mis 13 años.  
 


La paz

En el 2016, con el Acuerdo de Paz llegó otro momento muy diferente. Cuando fueron asignados los puntos de nuestra llegada, me correspondió el departamento del Cesar. Fueron momentos de sacrificio, marchas duras, hasta que llegamos. Y con vida, y en mi caso muy personal, pensaba que íbamos a seguir luchando de otra manera, sin temor, pero lo que jamás pensé era que la paz también iba a costarnos la vida. La paz no nos puede seguir costándonos la vida.  

En la guerra estábamos organizados, y en esta nueva etapa de la paz debíamos hacer lo mismo. Cuando se formalizó el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (AETCR), de Tierra Grata, y pasó a ser una vereda del municipio de Manaure, Cesar, se creó la Junta de Acción Comunal, siendo ésta la primera creada en un AETCR en el país. Yo fui elegida para presidir la JAC, ese fue mi primer round en este Proceso de Paz.

En este rol me he sentido muy bien, porque no solo trabajamos por los excombatientes, sino también por las comunidades aledañas, apostándole a la reconciliación y a la paz.
 


Uno de los proyectos más importantes en los que he trabajado es la obra que permitió la llegada del agua a Tierra Grata, y a El Mirador, que es una comunidad vecina. Este fue un proyecto comunitario apoyado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). Con orgullo lo digo, fue un proceso muy bonito realizado por nosotros, los reincorporados, y la comunidad vecina. Hicimos trochas, construimos zanjas, cargamos material, compartimos ollas comunitarias, refrigerios, nos rotamos herramientas, todo con un solo objetivo: llevar el agua a cada una de estas comunidades. Ha sido mi mejor experiencia y aprendizaje de reconciliación y convivencia.
 


Como comunidad, soy presidenta de la JAC de Tierra Grata, pero dentro del proceso de reincorporación he desempeñado y tengo otros roles; trabajé por dos años en el Consejo Territorial de Reincorporación, hoy hago parte de la Mesa étnica, soy enlace del AETCR de Tierra Grata en el mecanismo de ITPS, local y regional, que es la Instancia Tripartita de Protección y Seguridad, en la que participan la Fuerza Pública y la ONU.
 


Soy afiliada activa de COOPERPAZCE una cooperativa que trabaja con un objetivo primordial: contribuir al mejoramiento social, económico y cultural de sus asociados. Con ella le trabajamos al proyecto más grande que integra a la población reincorporada: el proyecto de vivienda. Soy de Comunes, consejera política local del espacio territorial, además de consejera étnica en el consejo departamental. Son varios roles que tengo dentro del Proceso de Paz y eso fortalece mi experiencia y aprendizaje.

Las mujeres excombatientes le aportamos todos los días a la paz desde los diferentes roles en los territorios. En el momento que llegamos a nuestra nueva vida, no hubo un grupo que llegara sin la presencia de mujeres, eso quiere decir que en la guerra también jugábamos un papel fundamental, y ahora en este nuevo momento, estamos ayudando a construir la paz, porque sentimos que este proceso es nuestro y por eso estamos dispuestas aportar hasta la última gota de sudor. Este proceso abre muchos retos, al día de hoy muchas somos madres de familia, otras no, pero igual somos luchadoras.
 


En la política, me alegra que hoy muchas mujeres estén como candidatas y puedan participar de estos espacios, a la par de nuestros compañeros. De todas maneras, como mujer reincorporada, cada día que pasa siento riesgos de inseguridad, ya que actualmente son muchos los compañeros y compañeras asesinados y no se le encuentra una respuesta.

Las mujeres tenemos grandes retos en este Proceso de Paz, por eso le apostamos con todas nuestras fuerzas. Lo más importante es que seamos luchadoras de tiempo completo, a largo plazo, no desmotivarnos en el proceso. Por encima de las dificultades, nos debemos mantener unidas a la par de los hombres y animarnos colectivamente. El tema de género me gusta cuando se trata de erradicar el machismo, donde hay que exigir oportunidades en igualdad de condiciones siempre y cuando tengamos la capacidad de hacerlo, digo esto porque también tenemos que preocuparnos por aprender y capacitarnos. La mujer representa un rol importante, no solo en el proceso de reincorporación, sino también en cualquier espacio en la implementación del Acuerdo de Paz.

Las mujeres tenemos grandes retos en este Proceso de Paz, por eso le apostamos con todas nuestras fuerzas. Lo más importante es que seamos luchadoras de tiempo completo, a largo plazo, no desmotivarnos en el proceso.

 

 

 

 

 

 

 

El proceso de paz me ha dado una gran oportunidad: tener mi hogar, mi familia, poder verla, poder compartir y relacionarme con ella, es una de mis fortalezas como mujer firmante de la paz. En un futuro quizá no tenga un rol como líder, porque no soy vitalicia, pero seguiré siendo la misma mujer, con las mismas ganas de trabajar, de construir, de relacionarme y, hasta donde esté a mi alcance, de apostarle a la paz. 
 


Mi futuro me lo pinto aquí en Tierra Grata. Si me dejan llegar a no sé cuántos años, me pinto envejecer. Sueño con una comunidad reincorporada, ya todos con sus viviendas, con la oportunidad de vivir más dignamente. Llevamos cinco años aquí, viviendo en un alojamiento de 6x4, y eso no es fácil, porque ya no estamos solos, sino que estamos con nuestros hijos y familiares, por eso el desespero de tener una vivienda digna. A mí me complace y me satisface ver los procesos que hemos liderado en el tema de vivienda; y poder ver hoy dos viviendas construidas por nosotros mismos; en estas labores aportamos las mujeres una gran parte del trabajo y debo destacarlo, me siento orgullosa de saber que aporto un granito de arena.

Como madre excombatiente que solo llegó con un arma en la mano y unas poquitas cosas empacadas en un morral, qué más podría ser mi felicidad que poder tener mi casa y con ella poder ofrecerle más tranquilidad, comodidad y felicidad a mis hijas.

Mi pensar es seguir capacitándome. Llegué a Tierra Grata como me fui de la casa, con quinto de primaria, y hoy soy una persona graduada de bachiller, en unos años me sueño mostrando mi cartón de socióloga; pronto empezaré a estudiar sociología en la UNAD. No pienso solo en mí, también animo el resto de mis compañeras y compañeros. Les digo: si no has terminado el bachiller, ponte pilas a hacerlo y, si ya terminaste, no te quedes ahí, hay que seguir hasta donde nos dejen llegar. Como líder, animo a que hay que participar en los diferentes espacios que se nos brinde la oportunidad. Ese creo que es parte de mi granito de arena al que debo aportar”.

 

Paola Pelletier, Yesika Santiago y Jorge Quintero
Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia.