Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia al Consejo de Seguridad

22 Abr 2025

Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia al Consejo de Seguridad

 

Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia al Consejo de Seguridad

 

Señor Presidente, Distinguidos Miembros del Consejo,

Gracias por esta oportunidad de actualizarles sobre los últimos acontecimientos relacionados con la implementación del Acuerdo Final de Paz y los esfuerzos en curso para consolidar la paz en Colombia. [Hablado en francés].

Es un honor también estar aquí con la Ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia. Y quisiera, a través de ella, reiterar mi agradecimiento al Gobierno de Colombia por su apoyo continuo y colaboración con la Misión de Verificación.

Saludo también la participación de manera virtual de Hilda Molano, representante de la Coalición contra la Vinculación de Niños, Niñas y Adolescentes al Conflicto Armado en Colombia (COALICO). El reclutamiento infantil es ciertamente un tema de grave preocupación en Colombia.

 

Señor Presidente,

El Consejo se reunió por última vez sobre Colombia días después del inicio de la crisis en el Catatumbo. Este importante recrudecimiento de la violencia puso de manifiesto los graves déficits en la implementación de la paz e inició un amplio debate en el país sobre las estrategias de consolidación de la paz.

En lugares como Catatumbo, Cauca o Chocó, la persistencia de la violencia, la inseguridad, la pobreza y las economías ilícitas son muestra de cuán importante es seguir avanzando en la implementación del Acuerdo de Paz y en las transformaciones que prevé. En este contexto, el último informe del Secretario General ofrece una visión amplia del estado de implementación del Acuerdo y algunas consideraciones para la futura orientación de las políticas de paz en el país.

Como se afirma en el informe, Colombia — a pesar de los muchos retos que aún persisten — es hoy un país diferente en comparación con los años anteriores a la firma del Acuerdo de Paz. El Acuerdo puso fin a la mayor insurgencia del país durante décadas. Los indicadores de conflicto, aunque han aumentado de forma constante en los últimos años debido a la expansión de otros grupos armados, siguen siendo muy inferiores a los registrados durante el punto más intenso de la guerra. Ha surgido un sistema político más inclusivo y se han creado instrumentos que permiten al país abordar problemas estructurales, como la desigual distribución de la tierra y la escasa presencia del Estado en las antiguas zonas afectadas por el conflicto.

La dejación de armas de los excombatientes de las FARC-EP fue un paso histórico en su transición a la vida civil. Ocho años después, con el apoyo de tres Gobiernos consecutivos, la reincorporación sigue siendo una prioridad y la gran mayoría de quienes dejaron las armas — más de 12.000 personas — sigue participando activamente en el proceso de reincorporación. 

De cara al futuro, la prioridad debe ser abordar las dificultades persistentes a las que se enfrentan, como el acceso a la tierra y la vivienda y el apoyo para garantizar que sus proyectos productivos sean sostenibles en el tiempo. La inseguridad es especialmente preocupante. Cuatro excombatientes fueron asesinados desde la publicación del informe, con lo que ya son 23 en lo que va de año. Condeno estos homicidios y reitero el llamado a reforzar su protección.

 

Señor Presidente,

Si bien muchas disposiciones del Acuerdo tienen un importante potencial transformador, algunas tienen alcance a largo plazo y aún no se han implementado plenamente. Es el caso de la reforma rural integral, que pretende abordar una larga historia de distribución desigual de la tierra y pobreza rural en las regiones afectadas por el conflicto. A pesar de que el Gobierno actual ha priorizado este tema, y de los avances en la adjudicación y formalización de tierras hasta la fecha, la implementación general de la reforma sigue sin alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo mismo.

Las economías ilícitas están entrelazadas con el conflicto en Colombia. Resolver este problema es necesario para consolidar la paz. Las disposiciones del Acuerdo sobre el problema de las drogas ilícitas tienen el potencial de contribuir a estas soluciones. Sin embargo, el éxito de instrumentos como la sustitución voluntaria de cultivos ha sido limitado, entre otras razones debido a la falta de cumplimiento por parte del Estado de la ayuda al desarrollo prometida a los campesinos que erradicaron voluntariamente la coca. Cabe destacar que la reactivación del programa de sustitución de cultivos forma parte ahora de la respuesta del Gobierno a la crisis del Catatumbo, junto con la ejecución de proyectos comunitarios establecidos en virtud del Acuerdo de Paz, como los programas de desarrollo con enfoque territorial, PDET.

 

Señor Presidente, Miembros del Consejo,

El Acuerdo de Paz creó un innovador sistema de justicia transicional, dando prioridad a la verdad, la justicia restaurativa y la reconciliación.

Uno de sus principales pilares, la Jurisdicción Especial para la Paz, creada hace siete años, desempeña un papel fundamental a la hora de facilitar la transición del conflicto a la paz. Ha logrado avances históricos en sus imputaciones de cargos a los autores de los crímenes más graves durante el conflicto. Miles de víctimas han participado en sus audiencias públicas, en la que los autores han reconocido su responsabilidad.

Hoy hay expectativas crecientes por parte de las víctimas y de la sociedad colombiana en general por la emisión de las primeras sanciones. En este sentido, saludo las medidas anunciadas a principios de este año por la Jurisdicción para optimizar las investigaciones y agilizar la emisión de sanciones propias. Confío en que el Gobierno intensificará sus preparativos para garantizar que las condiciones en las que se llevarán a cabo las sanciones estén firmemente establecidas.

De acuerdo con el mandato de este Consejo, la Misión de Verificación está lista para monitorear el cumplimiento de las sanciones propias.

 

Señor Presidente,

Tras la dejación de armas de las antiguas FARC-EP, zonas del país que estaban bajo su influencia gozaron de un periodo de esperanza durante el cual sus habitantes pudieron experimentar algunos de los dividendos de la paz, tales como una mejora incipiente en la situación de seguridad, la llegada de inversiones al territorio y nuevas actividades económicas como el turismo en áreas antes completamente inaccesibles.

Desafortunadamente, en algunas de estas zonas, la situación se ha degradado de manera progresiva con la llegada de actores armados — nuevos o que ya existían — aprovechándose de la presencia limitada del Estado y buscando el control de las economías ilícitas. Las comunidades en estos territorios sufren los impactos del accionar de estos grupos y las consecuencias de vivir en zonas de disputa. El desplazamiento, el confinamiento, los asesinatos de líderes sociales y excombatientes y el aumento del reclutamiento de niñas y niños son hechos graves y ciertamente inaceptables. 

Para lidiar con estas situaciones, en Colombia se cae a menudo en la falsa dicotomía de escoger entre políticas de paz o políticas de seguridad. En las circunstancias de hoy, es evidente que llevar bienestar a estos territorios requiere de la complementariedad entre ambas.

Las disposiciones de garantías de seguridad del Acuerdo son esenciales para asegurar la prevención y la protección frente a fenómenos de violencia. La política pública de desmantelamiento de grupos armados ilegales y organizaciones criminales apenas empieza a ser implementada tras su adopción tardía en mayo del año pasado.  La Misión continuará apoyando el desarrollo de los pilotos de esta política ejecutada por el Gobierno en los territorios. 

Hago también un llamado para implementar en los territorios el Plan de Acción Nacional sobre la resolución del Consejo de Seguridad sobre Mujeres, Paz y Seguridad, así como las disposiciones del Capítulo Étnico del Acuerdo.

 

Señor Presidente,

Históricamente, Colombia ha tenido una amplia trayectoria de búsqueda de resolución de conflictos armados a través del diálogo, con casos destacables de éxito — siendo el Acuerdo Final de 2016 el más reciente de ellos. 

La construcción de paz es un proceso complejo, de largo aliento y no lineal. Valoro la decisión de buscar la paz a través del diálogo, si bien los resultados de las iniciativas en marcha han sido limitados hasta la fecha. 

De cara al futuro, resulta fundamental priorizar aquellos procesos de diálogo con los actores que demuestren una real voluntad de paz y que puedan tener resultados tangibles para beneficiar a las comunidades.

El respeto al Derecho Internacional Humanitario es una obligación ineludible para todos. No se demuestra voluntad real de paz si se reclutan menores y asesinan liderazgos. No se demuestra voluntad real de paz si se extorsiona a comunidades. No se demuestra voluntad real de paz si se priva de la libertad a la población.

 

Señor Presidente,

Confiamos que, en el tiempo que queda de su mandato, el Gobierno siga trabajando en espíritu de cooperación con la otra parte firmante del Acuerdo y que logre alcanzar las metas de aceleración en la implementación del Acuerdo que presentaron a este Consejo.

Estoy convencido de que si se hubiera implementado el Acuerdo de manera más profunda en los últimos ocho años, no tendríamos hoy situaciones como las que se viven en Catatumbo o Cauca. Aún se está a tiempo de utilizar el Acuerdo como un instrumento vigente y necesario para superar estos casos y prevenir la repetición de ciclos de conflicto en Colombia. 

 

Distinguidos Miembros del Consejo,

A pesar de los avances y retrocesos, debo reconocer la resiliencia y persistencia de Colombia en su búsqueda de la paz a través de soluciones negociadas. La comunidad internacional siempre le ha correspondido con un apoyo permanente.

De hecho, en estos días en los que el Mundo lamenta el fallecimiento del Papa Francisco, es justo recordar que la paz de Colombia estuvo siempre en sus oraciones.

 

Señor Presidente,

Colombia es sin duda un ejemplo que demuestra lo que se puede lograr cuando se conjuga la voluntad de las partes y de su sociedad con un amplio respaldo internacional. Y en un momento clave para la consolidación de la paz en Colombia y frente a los desafíos actuales confío en que este Consejo seguirá reciprocando la voluntad de paz de los colombianos y las colombianas con el mismo apoyo unánime que le ha brindado a través de los años.

 

Gracias, Señor Presidente. [Hablado en francés].

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