Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia Sesión del Consejo de Seguridad
Palabras de Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia
Sesión del Consejo de Seguridad
Señora Presidenta, Distinguidos miembros del Consejo de Seguridad,
Agradezco esta oportunidad para ponerles al día sobre los últimos acontecimientos relacionados con la implementación del Acuerdo Final de Paz de 2016 y otros esfuerzos para consolidar la paz en Colombia [dicho en francés].
Es un honor para mí, Señora Presidenta, estar acompañado nuevamente por el Canciller Luis Gilberto Murillo. Quiero agradecer al Gobierno de Colombia, a través del él, su invaluable apoyo y colaboración con la Misión de Verificación.
Quisiera reconocer además la presencia en su delegación del Ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, quien desempeña nuevas y muy importantes responsabilidades para impulsar la implementación del Acuerdo de Paz.
Saludo también al Consejero Comisionado para la Paz, Otty Patiño, quien lidera las diferentes mesas de dialogo dentro de la política de Paz Total.
Me complace contar una vez más en esta sala con la presencia de Diego Tovar, en representación de la otra parte signataria del Acuerdo, en clara muestra de la fortaleza de este proceso donde antiguos adversarios ahora trabajan como socios en la construcción de paz en Colombia.
También doy la bienvenida a Beatriz Quintero, fundadora de la Red Nacional de Mujeres de Colombia. Ella y su organización han desempeñado un papel fundamental en la promoción de la participación de las mujeres en los esfuerzos de consolidación de la paz, incluido el diseño del próximo plan de acción nacional sobre la resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad.
Señora Presidenta, Miembros del Consejo,
La actual administración es la tercera en asumir la responsabilidad de la implementación del Acuerdo de Paz. A dos años de que finalice su mandato –y a medida que se acerca el octavo aniversario del Acuerdo de Paz- se han logrado avances históricos, pero aún queda mucho más por hacer.
Por lo tanto, me complace informar que desde la última reunión del Consejo de Seguridad sobre Colombia en julio, con la participación del Presidente Petro, hemos observado el seguimiento de los pasos anunciados en ese momento, que señalan un importante reenfoque del Acuerdo de Paz en el corazón de la política de paz del Gobierno. El plan de respuesta rápida –o “Plan de Choque”– que está desarrollando el Ministro del Interior, con insumos de Comunes, autoridades locales y comunidades de las regiones afectadas por conflictos, es un nuevo instrumento que debería servir para dinamizar la implementación.
Tuve el honor de acompañar al Ministro en varias de sus visitas a estas regiones, incluyendo a Cauca y Putumayo, donde escuché el reclamo urgente de estas comunidades por proyectos de desarrollo, inversiones públicas y servicios. Aprecio enormemente estas y otras oportunidades brindadas a la Misión para acompañar este proceso y ofrecer recomendaciones sobre cómo y dónde centrar los esfuerzos que podrían inyectar un impulso renovado.
Acojo con satisfacción los primeros indicios de que el plan se centrará firmemente en la reforma rural para transformar las regiones afectadas por conflictos, así como en reforzar las garantías de seguridad. Me complace que los miembros del Consejo tengan hoy la oportunidad de escuchar directamente al Gobierno sobre el alcance del plan y su impacto previsto en el terreno.
Señora Presidenta,
La arquitectura de paz establecida bajo el Acuerdo Final, especialmente la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación del Acuerdo Final, tiene un papel clave en cualquier esfuerzo exitoso para acelerar su implementación.
La reciente reunión conjunta de la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad y la Instancia de Alto Nivel del Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política, presidida por el Presidente Petro, condujo a decisiones importantes sobre el despliegue de la política de desmantelamiento de grupos armados ilegales y organizaciones criminales. Estas incluyen la identificación de varias regiones prioritarias en las que la inseguridad es grave y donde esta política puede contribuir a mejorar la situación.
Señora Presidenta,
Como se refleja en el último informe del Secretario General, seguimos alentados por el compromiso del Gobierno de avanzar en el punto de reforma rural del Acuerdo, disposiciones que tienen un potencial transformador, atacando las causas estructurales del conflicto, pero que se habían retrasado en su aplicación en años anteriores. Día tras día, por ejemplo, se distribuyen y formalizan más tierras para aquellos que las necesitan, llevando los beneficios prometidos de la paz a los campesinos sin tierra y a los desposeídos de ella durante el conflicto.
Sin embargo, a pesar de este y otros avances positivos hacia la transformación de los territorios, los resultados hasta la fecha, como reconoce el propio Gobierno, son aún modestos en relación con los objetivos generales establecidos en el Acuerdo de Paz. También me preocupan los informes según los cuales organizaciones campesinas que trabajan para impulsar la reforma rural han estado recibiendo amenazas de grupos armados ilegales en diferentes regiones del país.
También se debe hacer mucho más para avanzar en el Capítulo Étnico del acuerdo, diseñado para llevar los beneficios de la paz a las comunidades afrocolombianas e indígenas, para reparar el impacto desproporcionado del conflicto sobre ellas y para asegurar su participación. Aunque el progreso en general ha seguido siendo limitado, espero que la promulgación la semana pasada de un decreto para fortalecer la capacidad de la Vicepresidenta Francia Márquez para desempeñar su papel de liderazgo en la dirección de este ámbito clave del Acuerdo contribuya a lograr un progreso más tangible.
Señora Presidenta, Distinguidos Miembros del Consejo,
No estaba predestinado que el proceso de paz de Colombia estableciera un estándar mundial para la inclusión de las mujeres en un proceso de paz y para la incorporación de disposiciones específicas relacionadas con el género en un acuerdo de paz. Esto sólo ocurrió porque lideresas colombianas como Beatriz Quintero, hoy con nosotros, se organizaron y exigieron que así fuera. Valoro enormemente mis reuniones periódicas con estas lideresas y organizaciones, y el intercambio de la Misión con ellas a lo largo de su trabajo. Les aseguro que las voces de las mujeres siguen siendo escuchadas con mucha fuerza, a medida que abogan por un mayor progreso general y en la implementación de las disposiciones de género del Acuerdo, así como por la inclusión efectiva de las mujeres en los procesos de diálogo en curso.
Señora Presidenta, Miembros del Consejo,
En cuanto a la justicia transicional, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) continúa avanzando en su labor pionera, tan fundamental para la transición de la guerra a la paz. El país permanece a la expectativa ante las próximas etapas del proceso, especialmente la emisión de sus primeras sanciones a los responsables de crímenes graves. El éxito de la JEP radicará en lograr un delicado equilibrio entre múltiples elementos, incluyendo los derechos de las víctimas y la seguridad jurídica de quienes se encuentran bajo su jurisdicción, así como el rigor y la celeridad con la que podrá avanzar y administrar justicia. El Gobierno también tiene la importante responsabilidad de garantizar que se den todas las condiciones necesarias para la implementación práctica de las sanciones una vez dictadas. En medio de un debate continuo, a veces público, sobre aspectos de sus procedimientos, el diálogo constructivo entre las diversas partes interesadas sigue siendo fundamental, así como el respeto de su autonomía e independencia. La Misión permanece a disposición de todas las partes involucradas seguir facilitando dicho diálogo.
En todas las áreas del Acuerdo de Paz, una financiación adecuada es una condición básica para consolidar y ampliar los avances logrados. A este respecto, me preocupa que los recursos destinados a las prioridades de la paz puedan verse afectados por las restricciones fiscales generales que parecen cernirse sobre el presupuesto del Gobierno para el próximo año. Con comprensión, pero con la convicción de que no se puede escatimar en la paz, confío en que se harán todos los esfuerzos necesarios, a pesar de esas limitaciones, para garantizar que en el presupuesto nacional se protejan los recursos críticos para la implementación de la paz. Asimismo, hago un llamado a la comunidad internacional para continúe cubriendo brechas críticas con su asistencia sostenida.
Señora Presidenta, Distinguidos Miembros del Consejo,
La compleja situación de seguridad en varias regiones del país sigue constituyendo uno de los mayores obstáculos para la consolidación de la paz. En algunos territorios, las y los firmantes del Acuerdo y los lideres sociales siguen siendo el blanco de violencia, presiones y amenazas por parte de actores armados que luchan por el control territorial y por rutas estratégicas vinculadas a economías ilícitas. Desde el inicio del proceso de reincorporación, cinco antiguos espacios territoriales de capacitación y reincorporación han tenido que ser reubicados por estas razones, siendo el último de ellos el emblemático espacio de Miravalle, en el departamento de Caquetá.
La difícil situación en algunas zonas sigue impactando la vida de las comunidades que quedan en medio del fuego cruzado y sujetas a fenómenos condenables como el reclutamiento de menores, el desplazamiento y el confinamiento. Preocupan también los nuevos fenómenos de control social en particular sobre mujeres y niñas. Escuché testimonios dolorosos sobre mujeres a las que se les dicta inclusive cómo deben vestirse o el color de u{as que deben pintarse.
La complejidad y fluidez de las dinámicas de conflicto en varias regiones y la inseguridad que produce para las poblaciones afectadas requiere un abordaje integral y complementario. Por un lado, es necesario avanzar en la implementación efectiva de las disposiciones de garantías de seguridad del Acuerdo Final de Paz y, por otro lado, dar seguimiento a las medidas acordadas en las distintas mesas de diálogos de paz, orientadas a reducir la violencia y proteger a la población civil. Al mismo tiempo, es importante disminuir la violencia entre actores armados ilegales para el beneficio último de las comunidades. Asimismo, una aplicación efectiva de las políticas de seguridad es complementaria a las iniciativas de diálogo, como parte de una mayor presencia estatal –en todas sus dimensiones– en las regiones más afectadas.
Señora Presidenta, Miembros del Consejo,
A pesar de una serie de desafíos, el Gobierno persiste en sus esfuerzos por ampliar el alcance de la paz a través de diversas iniciativas de diálogo. El estado de los diálogos, y los buenos oficios que yo y mi equipo brindamos a esos procesos con grupos de carácter político, se presentan en el último informe del Secretario General.
Motivo de gran preocupación ha sido el estancamiento durante meses de las conversaciones entre el Gobierno y el ELN, lo que condujo a la expiración del cese al fuego bilateral en agosto. Lamentablemente, desde que las partes volvieron al enfrentamiento armado, el número de muertos y heridos en ambos lados se ha duplicado en comparación con todo el año durante el que estuvo en vigor el cese al fuego. En medio de recriminaciones mutuas, desafortunadamente se ha perdido la confianza.
No obstante, me alientan las recientes declaraciones de ambas partes, en las que expresaban su voluntad de reunirse para analizar la forma de superar el actual estancamiento. Confío en que las partes aprovechen esa oportunidad para empezar a recuperar el impulso de un proceso que había avanzado de forma prometedora antes de llegar a este punto muerto.
También esperamos que las partes reanuden las negociaciones y restablezcan y fortalezcan el cese al fuego para salvar vidas, reconstruir la confianza en la mesa de paz y permitir la implementación de otros avances, como el acuerdo sobre la participación de la sociedad en el proceso de paz.
Será importante que la Misión de Verificación mantenga su capacidad de respuesta en este contexto mientras continuamos manteniendo informado al Consejo sobre la evolución de los acontecimientos. También seguimos acompañando, mediante buenos oficios, las iniciativas de diálogo con los dos grupos armados derivados de las antiguas FARC-EP.
Saludamos el anuncio hecho por el Comisionado de Paz de la expectativa de prórroga a partir de mañana, por seis meses adicionales, del cese al fuego bilateral con las estructuras del grupo denominado Estado Mayor Central FARC-EP (EMC). Y esperamos que esta medida salve vidas y traiga alivio a las comunidades, y que las partes avancen en la mesa de negociaciones. Esperamos que se produzcan avances en el proceso de diálogo entre el Gobierno y el grupo conocido como Segunda Marquetalia, en tanto las partes tienen previsto celebrar una segunda ronda de conversaciones pronto.
Nuestro llamado a todos los actores armados es que demuestren un compromiso sincero con la paz adoptando medidas para proteger a los civiles. Entre ellas, la más importante es el cese del reclutamiento de menores. También es de suma importancia para la viabilidad de los procesos de paz actuales y futuros, que respeten la vida y los derechos de los excombatientes y sus familias que se están reincorporando en la sociedad.
Señora Presidenta y Miembros del Consejo,
Como se destacó durante la celebración de la Asamblea General el mes pasado, los multidimensionales desafíos a la paz y la seguridad en el mundo exigen respuestas cada vez más innovadoras. En este sentido, Colombia sigue brindando valiosas lecciones e inspiración.
Apoyar el proceso de paz de Colombia es un privilegio y una oportunidad única para las Naciones Unidas. En primer lugar, porque a pesar de todo lo que han soportado y de los innumerables contratiempos en el camino, los colombianos y las colombianas mantienen una vocación irrefrenable por la búsqueda de la paz a través del diálogo. Vemos esta determinación en las autoridades de todos los niveles y en toda la sociedad. En segundo lugar, y aunque éste sigue siendo un proceso de paz plenamente nacional, los colombianos y las colombianas han sido increíblemente receptivos al tipo de apoyo que pueden prestar las Naciones Unidas. Esto conlleva una gran responsabilidad. Sigamos, entonces, haciendo todo lo posible para apoyar a Colombia en este difícil pero valiente camino hacia la paz.
Le agradezco, Señora Presidenta [dicho en francés].
***