Palabras del Secretario General de las Naciones Unidas en rueda de prensa final con el Presidente de Colombia, Iván Duque.
Bogotá, 24 de noviembre de 2021
Buenas tardes señoras y señores periodistas,
Querido Presidente y amigo Iván Duque,
Muchas gracias por su invitación y su acompañamiento durante esta vista a Colombia para celebrar el quinto aniversario del Acuerdo Final de Paz y celebrar también los logros de su implementación.
Quiero agradecer su compromiso con la consolidación de la paz, con la acción climática, con la Agenda 2030, con la igualdad de género, con yo diría todos los objetivos estructurales de la acción de Naciones Unidas en que Colombia está desarrollando una actividad pionera.
Aprecio también sus palabras de reconocimiento por el trabajo de nuestros colegas de las Naciones Unidas aquí en Colombia.
Estoy orgulloso de las contribuciones de todo nuestro personal, de la Misión de Verificación y del Equipo de País, que son – entre otras cosas – un gran ejemplo de paridad de género en las operaciones de Naciones Unidas en línea de total identidad con la política colombiana.
Colombia seguirá contando con la ONU en este esfuerzo histórico hacia la paz y la justicia.
Hoy termina una visita muy enriquecedora, que me ha permitido conocer de primera mano tanto los avances como también los desafíos que enfrenta el proceso de paz.
En Antioquia ayer, y hoy en Bogotá, he podido reunirme con una variedad de sus protagonistas.
Y partiré más convencido que nunca de la importancia de ser firmes y persistir en los momentos difíciles para asegurar el éxito de la paz en Colombia.
Mucho se ha avanzado en estos cinco años – pasos históricos en tiempos difíciles para la paz en todo el mundo.
Se han llevado a cabo las elecciones más pacíficas y participativas en mucho tiempo, estableciendo, además,16 nuevos distritos electorales para dar voz y representación sin precedentes a regiones afectadas por el conflicto.
Hoy me reuní con líderes de las antiguas FARC-EP, quienes después de cinco décadas en armas, ahora participan pacíficamente en la vida política del país y avanzan en su reincorporación socioeconómica.
Y esta mañana también tuve el honor de conocer a los tres líderes del innovador sistema de justicia transicional, que avanza con pasos firmes en su propósito de asegurar la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición – manteniendo los derechos de las víctimas en el centro.
El Acuerdo de Paz marca un hito importante por su nivel de inclusión y ambición, especialmente para las mujeres, que han desempeñado un papel fundamental, tanto durante las negociaciones como a medida que avanza la aplicación.
El Acuerdo ofrece a Colombia mucho más que la terminación de un conflicto.
Es una oportunidad en que Colombia está determinada en la construcción de una sociedad más unida, inclusiva y resiliente.
Capaz de enfrentar los desafíos comunes que afectan a todas las naciones: la recuperación de la pandemia del COVID-19, el desarrollo sostenible y el combate a la amenaza existencial del cambio climático.
Como amigo y aliado de Colombia, quisiera dejarles hoy un mensaje muy sencillo: tenemos que aprovechar esta oportunidad histórica, y no dar ni un paso atrás.
Es esencial seguir firmes en todo el labor que se está haciendo para la implementación del Acuerdo.
Háganlo por las víctimas que deben de estar en el centro del proceso de verdad, justicia, reparación y no repetición.
Háganlo por la juventud y por las generaciones futuras.
Háganlo para ofrecer un futuro distinto a aquellas comunidades que históricamente han sido más golpeadas por el conflicto, con un impacto especialmente grave contra las mujeres.
Para los excombatientes, como los que conocí ayer en Antioquia, hay que redoblar los esfuerzos de protección para asegurarles esta segunda oportunidad en la vida.
Vi ejemplos de los frutos de sus proyectos en una inspiradora feria en la plaza de Bolívar.
El desafío ahora es ser capaces de sostener este gran proyecto de futuro garantizando la seguridad, el acceso a la tierra y a la vivienda como son planes del Gobierno.
Quiero reconocer y alentar los programas de desarrollo que implementa el Gobierno bajo el Acuerdo en los territorios afectados por el conflicto.
Dieciséis Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial fueron elaborados, involucrando más de 250,000 habitantes en 170 municipios afectados por el conflicto.
Avanzan también Planes Nacionales Sectoriales, con resultados iniciales en la construcción de miles de viviendas rurales, el mejoramiento del acceso a agua y saneamiento, conexión eléctrica, y vías.
Hay que seguir entregando estos dividendos de paz.
La presencia de un Estado inclusivo debe consolidarse en todas las regiones.
Quiero reconocer a la sociedad civil y sus líderes con quien me reuniré más tarde por su gran compromiso con la paz: representantes de organizaciones de mujeres, indígenas y afrocolombianas, organizaciones de derechos humanos, ambientales y de jóvenes.
Hago eco a sus llamadas: que se implemente el Acuerdo de manera integral y que se proteja a las comunidades vulnerables, a mujeres y hombres líderes sociales, excombatientes y comunidades y, de manera muy especial, las y los líderes ambientales; por lo cual hago un llamado para el Congreso que ratifique el Acuerdo de Escazú.
Y tengo confianza en la acción de las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad para luchar con éxito contra la violencia en Colombia.
Hago también un llamado a hacer todo lo posible para que las diferentes citas electorales del próximo año sean comicios pacíficos y participativos.
Y reitero mi llamado para la cooperación plena de todos con las entidades del Sistema de justicia transicional y el respeto por su independencia y con el deseo de ver la efectiva reparación y también las sanciones necesarias en todo el proceso de justicia.
Antes de concluir quiero expresar con emoción mi gratitud con quienes, durante estos días, compartieron conmigo sus historias y su gran esperanza por una Colombia más justa y en paz.
Hago mío y de Naciones Unidas también este anhelo.
Señoras y señores periodistas,
En un mundo de divisiones geopolíticas, guerras interminables y multiplicación de conflictos, Colombia envía hoy un mensaje claro: es hora de invertir en la paz.
El proceso de paz de Colombia me inspira a hacer hoy un llamado urgente a los protagonistas del conflicto en Etiopía a un alto al fuego incondicional inmediato para salvar el país, permitir un diálogo entre los etíopes, para solucionar la crisis y permitir que Etiopía vuelva a contribuir a la estabilidad de la región.
Me gustaría mucho que la Colombia fuera el ejemplo seguido por los líderes de Etiopía.
Muchas gracias a todos.
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