Hace 28 años indígenas del cabildo Nasa Wesk lograron un acuerdo de paz que sigue dando frutos hoy
La comunidad indígena firmó un acuerdo con las antiguas Farc-EP en 1996. Gracias a este, y al Acuerdo Final de Paz de 2016, su resguardo es un modelo de construcción de paz.
En el corregimiento de Gaitania en Planadas, sur del Tolima, en medio de las montañas, donde nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP, hay un cabildo indígena, el Nasa Wesx, que brinda ejemplo de reconciliación y paz para Colombia. Este cabildo, como muchos otros en el país, vivió en medio del conflicto armado por años, aunque lo frenó negociando y firmando un acuerdo con la antigua guerrilla en 1996, con el que obtuvieron la paz.
El 26 de julio de 1996 los mayores del cabildo indígena, el Nasa Wesx, firmaron un acuerdo de paz con el entonces frente Joselo Lozada de las Farc-Ep. El Comité Internacional de la Cruz Roja y la Conferencia Episcopal de Colombia fueron los garantes.
“Aquí hubo un enfrentamiento entre indígenas y guerrilla”, cuenta Álvaro Ovidio Paya, uno de los mayores y líderes del cabildo indígena Nasa Wesx. Según su relato, el conflicto se agudizó después de una masacre en la que asesinaron a una familia indígena. “La guerrilla no tenía comida, y como no les dieron nada, por eso los mataron. Los indígenas comenzaron a defender el territorio para luchar contra la guerrilla. Duraron 33 años de lucha”, contó el líder.
“Yo me quedé huérfano a los nueve años, por el conflicto que nos afectó a muchos”, relata Olimpo Ramos, otro de líder indígena, cantautor y promotor de una marca de café que se llama como el cabildo: Nxusxa. “Desde que yo me acuerdo, en el 86, 87, fue lo más duro en la comunidad, fue cuando hubo más muertos”, recuerda.
Cuenta la comunidad que las madres que perdieron a sus hijos, las viudas y las huérfanas de este resguardo, enclavado en la cordillera central tolimense, fueron quienes alentaron a los mayores para que encontrara una salida negociada al conflicto armado.
“Debido a que nuestros ancestros derramaron su sangre, quedaron muchas mujeres sin sus esposos, muchos quedaron sin sus padres, pero hoy en día la paz se ve, porque ya no hay violencia y podemos vivir tranquilos”, cuenta orgullosa la joven Aracely Caballero Socorreño, Secretaria general del resguardo.
Las negociaciones
“Para la firma, primero tocó trabajar con la comunidad, concientizarlos, luego ellos mismos en asamblea aprobaron que nosotros gestionáramos el acuerdo de paz”, recuerda Virgilio López Velasco, otro de los mayores, exgobernador del resguardo y quien lideró las negociaciones con el frente guerrillero que hacía presencia en la zona.
Las conversaciones tomaron tres años, “nosotros estábamos muy positivos y con la fe que íbamos a lograrlo, y gracias a Dios, el 26 de julio del 96, al fin lo logramos, y eso marchó bien, aunque con miedo, pero cumplimos”, agrega Virgilio.
En una página con nueve puntos y cuatro firmas: la de López Velasco; la de Jerónimo Galeano, comandante del Frente Joselo Losada de las Farc en ese momento, y la de los dos garantes: el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Conferencia Episcopal de Colombia, se puso fin a los enfrentamientos armados entre el frente guerrillero y la autodefensa que había creado el resguardo para defenderse.
Celebrando 28 años de la paz
El pasado 26 de julio, más de mil personas se congregaron durante tres días en la sede del resguardo indígena para la conmemoración de los 28 años de este acuerdo.
En el evento, la comunidad indígena expuso fotografías del histórico acuerdo que, junto al Acuerdo de Paz de 2016, les ha permitido vivir en paz.
El primer día se realizó un ritual de armonización y trueque comunitario. El segundo día se realizaron muestras de café y una subasta improvisada que rompió todos los récords esperados, pues lograron vender la carga de café en casi tres veces más que el precio interno de cotización. El tercer día estuvo presente el alcalde de Planadas, Juan Camilo Hueje; el director de desarrollo agropecuario del departamento; y delegados de entidades del nivel regional y nacional, así como de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia.
El pasado 26 de julio, los habitantes del resguardo Nasa Wesk y su comunidad vecina, de Planadas, Tolima, se conmemoraron los 28 años del acuerdo de paz que firmaron con las antiguas Farc-EP.
“Esta comunidad indígena ha logrado mantener la paz, una paz que viene desde estos acuerdos firmados hace 28 años y que permitieron llegar a unos consensos entre el cabildo y las Farc. Esto ha permitido que la paz se viva, no solo en el territorio Nasa, sino en el municipio de Planadas de manera conjunta. Este trabajo que hace hoy la comunidad indígena de mantener viva la historia, y de preservar la paz en el territorio, nos envía un mensaje de que sí es posible la paz en nuestro país”, dijo el alcalde.
La comunidad expresó que ha visto llegar los dividendos de la paz, no obstante, esperan que se hagan más tangibles con la implementación del Capitulo Étnico del Acuerdo e paz.
Los dividendos de la paz
La comunidad del resguardo coincide en los beneficios que les ha traído la paz, no solo por la firma de este acuerdo histórico, sino por los dividendos que ha traído el Acuerdo de Paz de 2016, el cual, entre otras cosas, permitió que Planadas sea un municipio PDET y la instalación de un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, lo que ha significado la llegada de institucionalidad e inversión social para el municipio.
El resguardo Nasa Wesk está ubicado en el corregimiento de Gaitania, en zona rural de Planadas, Tolima.
“Aquí donde estamos parados hoy se ven cafetales, comida por todo lado, pero en el año 87, 88, eso era pura montaña, no teníamos educación, vías, electrificación, totalmente hambre y pobreza”, dice Olimpo Ramos.
“Aquí empezaron a llegar las entidades, y ya tenemos la carreterita, el polideportivo, acueductos, energía, un pequeño colegio, la gente está cogiendo café y estudiando. Ayer vi bailando a los ancianitos que guerriaban y que ahora ya están viejitos, yo me siento muy contento, como si hubiera ganado el nobel de paz, para mí el nobel de paz es la vida de la comunidad que estoy viendo”, agrega Virgilio López Velazco.
Y Álvaro Ovidio Paya sentencia que todo se puede a través del diálogo: “a través de la mejor arma que es el diálogo, podemos entender qué es lo que queremos. La paz sí se puede, después que haya voluntad y cumplimiento”.
Esperan más beneficios
Aunque las cosas han mejorado, la región espera que lleguen más beneficios derivados del Acuerdo Final de Paz, especialmente en lo referente a la implementación del Capítulo Étnico del Acuerdo. Por esto el gobierno colombiano firmó en noviembre pasado un Pacto con las distintas entidades encargadas de impulsar la implementación de dicho capítulo, de manera que se llegue al año 2026 con, al menos, el sesenta por ciento de su implementación.
El capítulo se enfoca en las implicaciones a los pueblos étnicos en cada uno de los puntos del Acuerdo y establece una serie de garantías y salvaguardas como lo son el derecho a la consulta previa, o el principio de no regresividad en derechos, lo que se destaca como la protección a los derechos ya conquistados por los pueblos étnicos, reconociendo el impacto desproporcionado que han sufrido a lo largo del conflicto armado.
Desde enero de 2023, y por mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la Misión de Verificación de la ONU en Colombia verifica el cumplimiento del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz.
El Consejo de Seguridad subrayó en su momento que la verificación de este Capítulo Étnico es esencial para asegurar que la paz sea verdaderamente inclusiva y equitativa, respondiendo a las históricas demandas de justicia y reconocimiento de estos grupos, quienes han sido algunos de los más afectados por la violencia y la desigualdad en Colombia.
Por: Héctor Latorre Santaella
Oficial de Información Pública - Regional Bogotá
Misión de Verificación de la ONU en Colombia